En el fin del 2016 tengo un sueño para el 2017.

Hola, amigo:
 Feliz de reencontrarme contigo, hoy en el último día del dos mil dieciséis.

 Aquí en Buenos Aires, hace un calor de locos, la térmica ya trepó a los 40 grados, pegajoso e insufrible. No da ganas de nada, solo de esconderse en un lugar con aire acondicionado.

 El aire programado a 24º para enfriar el ambiente sin consumir mucha energía eléctrica, debemos ahorrar, esa es la ley primera. A decir verdad, yo desde que lo tengo, hace muchos años, siempre lo coloqué a 24 y en modo que el aparato cuando llega a esa temperatura se detiene en espera hasta el momento que vuelve a arrancar. 
El ambiente debe estar fresco, no helado y confortable.

 Esta noche dejaremos el viejo cascoteado 2016 para entrar en el nuevo y esperanzador 2017. Esperanzador de puro optimista que soy, porque pienso que la maldad desparramada por ahí, que siempre está al acecho de alguna crueldad, estará muy controlada por los buenos, esos eficientes y cumplidores de defensores de la ley.

 La ley es imprescindible en esta selva en la que vivimos, es la que compone el desorden tanto en la vida cotidiana como en toda actividad no solo de nuestra ciudad, nuestro habitad, sino también en todo el país y su relación con el mundo exterior.

 Sueño:
 Con un 2017 sin la locura de los femicidios, las muertes en ocasión de robos y por accidentes evitables-conductores alcoholizados y exceso de velocidad, cruce en rojo, etc.-. Un año sin piquetes, sin paros, huelgas y sin trabajadores en negro.

Un año con gente rescatada de la indigencia, con oportunidades y trabajo, mucho trabajo para todos, especialmente para aquello marginados desde hace mucho tiempo y que viven en la pobreza extrema.
Que el cartonero sea solo un recuerdo y no algo común del paisaje de la ciudad.

Que la inseguridad deje de ser una preocupación, y podamos transitar, entrar y salir libremente sin miedo y sin que nos pase nada, absolutamente nada.
La educación sea una realidad, para todos, gratuita y con 180 días efectivos de clase por año.
Que los hospitales sean remozados, actualizados informáticamente y donde ir a ellos no sea un calvario.

Que los líderes políticos o no, dejen de pensar solo en sí mismos, en su sector y piensen en grande, piensen en el país como un todo y de todos y trabajen para ello.
Que la grieta se cierre, que se sanen las heridas y que todos juntos pensemos en un solo objetivo el bien común.

Derrotado el hambre, la miseria, el odio, la incomprensión, la soberbia, la viveza criolla y todo aquello que nos ha puesto en el lugar que hoy estamos.

Los sueños, sueños son y algún día serán realidad.

Bueno amigo, ya desperté y por último aprovecho para desearte un feliz y venturoso año nuevo. 


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