Un café con leche y tres medias lunas.

 El hombre de cabello entrecano, que denotaba su edad, bajó despaciosamente por las escaleras hasta el hall de salida como todos los días. Recién bañado, con olor a perfume no muy caro, vestía unos pantalones desgastados por el uso, zapatillas que también daban cuenta del paso del tiempo y una campera que alguna vez habría sido de color marrón.

 Al abrir la puerta de calle el frío de la mañana lo sacudió, dejó que la puerta se cerrara sola y se encaminó a la calle.

 Poca gente a esa hora temprana lo vio caminar con parsimonia por cuatro cuadras hasta llegar al  "Café de Tito". Entró como todas las mañanas empujando la puerta vaivén y se acomodó en la mesa junto al ventanal mirando a la calle. Mirando es un modo de decir porque en verdad era poco lo que se podía divisar a través del vidrio que no había sido limpiado vaya uno saber desde cuándo. 

 Allí dentro encontró algo de confort, el ambiente estaba tibio al contrario del humeante café que le sirvió automáticamente el empleado que regenteaba el lugar. 

 Una ceremonia diaria que el muchacho  tenía incorporado a su rutina tempranera.

La Verdadera Felicidad

 Buenos Aires, Argentina, 20 de junio de 2021.  Hoy aquí se yuxtaponen dos fechas: La primera es el Día de La Bandera, Nuestra Bandera, esa ...