FELIZ AÑO NUEVO

Amaneció nublado, gris, algo fresco.
No se porque pero no estoy contento.
No me siento con ganas de hacer nada.
¿Depresión, hastío, aburrimiento,? No sé.

Se ha puesto como para llover y esto no ayuda a levantarme el ánimo.
Salgo a hacer algunas compras mecánicamente.
Veo pasar gente y nada me llama la atención.
¿Qué me esta pasando?
Debo salir de esto rápidamente.
Debo pensar en positivo, en algo agradable.

Vamos! Hay que ir a festejar el fin de año y comienzo del nuevo.
Despedir el 2008 que en lo personal a sido bueno.
Desear que el 2009 sea mejor para todos los que han sufrido en este año.
Ver como crece la pancita de mi hija política y la alegría de mi hijo.
Disfrutar en armonía de una buena cena en familia.

Ya me están entrando ganas de gozar del encuentro.
Tal vez me acueste un rato para estar descansado esta noche.
Antes debo dejarles mi saludo nacido del corazón.

Que no importa donde estén, ni con quien, ni con qué, les deseo felicidad esta noche y un venturoso año nuevo para todos.

El piano

Es parte del pasado y es presente.
Está mudo, silencioso.
Ya nadie nada toca en él.
Está bien conservado, brillante.
Como esperándola.

-Si hablaras:¿Que me contarías?

Quizás de la gran tormenta en la casa vieja.
Aquella noche del asalto, cuando enmudeció el winco.
El pueblo estaba inundado, sin luz y el viento golpeaba los ventanales.
Todos atrapados en casa, sin poder salir.
Fuimos en busca de velas y continuamos la fiesta.
Ahí brillaste vos.
El gran instrumento salvador de la noche.
El Pancho- gran pianista- te ejecutó hasta el alba.
Continuamos bailando hasta que aclaró y hubo bajado el agua.
Después todos se fueron y nos quedamos solos..

Antes ó después, y siempre me hablarías de Ella.
Me dirías, que como yo, las extrañas horrores.
Añoras su ángel, su ternura.
Extrañas sus manos cuando te acariciaba interpretando el "Once".
Y esa melodía invadía el espacio, enmarcando mis silencios.
Que lindo era todo eso!

Sigues callado y te comprendo.
Mamá no está, solo quedamos vos y yo.

El espíritu de Navidad

Pienso en navidades pasadas y me pregunto: ¿que nos pasó?
Recuerdo que días previos al 25 se respiraba otro aire, se sentía algo especial.
Una alegría, un estado de gozo, algo muy placentero.
Había euforia en las calles.
Era común saludarnos y desearnos felicidad, aún con desconocidos.
Cierta efervescencia calaba en la mayoría de las personas.
Había problemas pero se disimulaban, no se mostraban esos días.
Ha pasado mucha agua bajo el puente..

Hoy la gente esta triste.
Deambula por la ciudad con el rostro serio y los ojos sin brillo.
Es cierto, soportamos cosas terribles: dictaduras, una guerra, despojos financieros y todo tipo de promesas incumplidas.
Quizás el pueblo cándido, bueno, noble , manso se cansó y dejó de creer.

El mercantilismo y la globalización han hecho su parte.
La apertura violenta y sin anestesia a las libertades, mucho tiempo negadas, han creado en algunos una desafortunada confusión.
La familia como núcleo contenedor tradicional está en vías de extinción. ¿Para bien, para mal?
La rapidez de los cambios marea a una gran parte de la población que ve al esfuerzo en el estudio y en el trabajo como obstáculos para un "exitoso" desarrollo personal.
Para ellos el futuro es hoy.

La inseguridad, flagelo que aparece en escena, acompañada por la droga que vino para quedarse y destruir todo.
Robos, secuestros y violaciones, hechos horribles en muchos casos seguidos de muerte.
Muertes sin sentido aquí y allá.

Pero también aparece la solidaridad .
Gente que se une formando organizaciones no gubernamentales.
Sin afán de lucro, trabajan en restaurar los lazos perdidos en medio de tanta debacle.
Los damnificados por los tantos hechos dolorosos se unen y luchan juntos por una devaluada justicia.
Voluntarios ponen a favor de esas causas todos sus esfuerzos.

Están los de siempre, los que nunca se fueron, los maestros que enseñan con el corazón, los médicos que curan sin importarles si tienes ó no cobertura médica.
Los investigadores, científicos silenciosos que luchan por descubrir la cura a todos los males que aquejan a la humanidad.
Y muchos hombres y mujeres de buena voluntad que no son relevados por ninguna estadística.

¿Como lograr que vuelva a escena el espíritu de la navidad?

Hay que aplicar el freno, pisar la pelota, stop, pausa.
Ver que en lugar de festejar, regalar y recibir regalos, la navidad es en esencia conmemorar el nacimiento del Niño.
Del Niño con destino de Dios.
Aprovechemos para celebrar el nacimiento de nuestra fe, nuestra esperanza y nuestros sueños de un mundo mejor.

Volvamos a la alegría, al apretón de manos y besos generosos.
Miremos a los ojos y compartamos aunque sea solo un momento de felicidad.

Y tú:
No pierdas la oportunidad de encontrarte con tus afectos.
Si estás distanciado de algún amigo: contáctalo.
Si te han dañado: perdona.
Si has cometido errores: discúlpate.
Si estás solo: busca compañía.
Si tu familia esta dispersa: únela.
Lo disfrutaras.

DOCE PALABRAS

Cursaba el primer año en el Comercial de San Lorenzo.
En Contabilidad me tocó el Profesor Louau, que era de la Ciudad de Rosario.
Un profesional joven, cabello muy corto y usaba anteojos.
De carácter muy firme, imponía respeto a todo el aula.

Tenía un método de enseñanza muy práctico y que hacia de fácil comprensión cualquier tema.
Un ser muy estricto, que adolecía de una "particularidad": mandaba a rendir a casi el 80% del curso.
Recuerdo que a mí me mandó a diciembre.
Me sabía casi de memoria el Código de Comercio y toda la teoría, además no tenía ningún problema con la práctica.
Tal es así que me presenté a rendir sin siquiera haber repasado la materia y la aprobé cómodamente.

Tenía una claridad meridiana para enseñar, lo que hacía muy fácil el aprendizaje.
Como se adelantaba en el programa muchas veces la pasábamos repasando lecciones ya dadas.
Se sentaba en su escritorio frente a la clase, nos decía repasen y se ponía a leer el diario.
No permitía que habláramos y estaba atento para recordárnoslo.
En el aula se podía oír el volar de una mosca.

Un día nos enseñó las doce palabras que serían la llave de la "sabiduría" de la teneduría de libros.
Esas palabras no eran mágicas pero nos servirían para contabilizar cualquier operación que se nos presentara.
Es decir que sería un arma para confeccionar los asientos contables.
Algo muy complicado hecho muy simple.
La lista consta de dos columnas de seis palabras cada una.

En la columna izquierda: DEBE, Deudor, Debitar, Entra, Recibe, Pérdida.
En la columna derecha: HABER, Acreedor, Acreditar, Sale, Da, Ganancia.

Es decir que cuando analizamos y decimos ¿Quien recibe? la cuenta que responde a la misma se debita.
Y por el contrario si responde a ¿Quién da? dicha cuenta se acredita.
Del listado se desprende una obviedad: las pérdidas se debitan y las ganancias se acreditan.

Este profesor me enseñó la utilidad de ser práctico.
Con el paso del tiempo estas doce palabras me acompañaron primero en la facultad (me allanaron todas las dificultades de los ejercicios prácticos de la carrera) y después en el trabajo y en mi relación laboral con mis subalternos a los que les enseñé a usarlas.
Hoy ha pasado mucha agua bajo el puente y recuerdo con cariño a aquel profesor que me enseñó a pensar de una forma más simple y provechosa.

La Verdadera Felicidad

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