Cap. I
Nací justo en el momento que debía.
No fue antes ni después,
cuando el pueblo se desperezaba
yo ya la teta tomaba.
Pueblo sin horizonte, ni destino,
viejas calles de tierra
donde el sulky araba el camino.
El automóvil no existía,
quizás no habíase inventado,
baya uno a saber los secretos
de aquellos tiempos.
El Juez, el Comisario y el viejo Cura
los personajes de entonces,
el orden y la honra del pueblo
parecían custodiar.
El reinado de las chismosas
que todo lo sabían y lo que inventaban.
¿Vio Doña a Fulana y Mengano
tomarse algo más que las manos?
Jugar a las bolitas:
Hoyo y quema, el triángulo y el gallo.
con bolones y munditos
era la diversión suprema.
Jugar a las figuritas:
A la tapadita y el fierro
en la pared del vecino
y el álbum que nunca llenaba.
En pata salíamos después de la lluvia,
frío o calor no importaba,
carrera de palitos (nuestros barquitos),
era a lo que jugábamos.
Por las noches en verano
en la esquina iluminada
chicos y muchachas, entre sapos,
por la popa y mancha correteábamos.
Por las tardecitas diariamente
el regador pasaba y tras su paso
el olor a tierra mojada
al pueblo inundaba.
Continuará (eso espero).
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