Paseando

 Un fin de semana cualquiera en la gran ciudad, tomados de la mano recorremos los paseos cercanos.
El frenesí semanal se aplaca y la ciudad bosteza en una ambiente de calma como preparándose al descanso reparador de una larga siesta.

 El infernal ruido ha desaparecido, las emergencias se tomaron un respiro y mudas están las sirenas, el smog ha perdido vigor y se ha ido desdibujando hasta perderse quien sabe adonde.

La cruda realidad de un JUBILADO

 Me despierto todas las mañanas y doy gracias de estar vivo. Vivo, listo a emprender la lucha por la permanencia en esta vida, lucho por seguir vivo, por vivir diariamente.

 Pero esta lucha agota, amengua las ganas y las fuerzas enflaquecen y el  miedo se apodera de mi. Me pregunto:¿Que es vivir? Es esto vida, el solo hecho de de cada día, cada hora que pasa, me veo envuelto en la disyuntiva de decidir de que cosa me debo privar.

 No recuerdo bien, la mente se me nubla y los recuerdos se confunden, al principio era simple ahorrar en la vestimenta, dejar de comprar ropa, total para que si con la que tengo esta bien. Después o también en ese momento, no lo sé, dejé de ir al cine, claro aumentaron   las entradas..., con lo mucho que disfrutaba con las películas y después de la función una porción de pizza con un buen moscato.
 
 Cuando me acuerdo me emociono pero no lloro, (que llorar no es de hombres).

Un café con leche y tres medias lunas.

 El hombre de cabello entrecano, que denotaba su edad, bajó despaciosamente por las escaleras hasta el hall de salida como todos los días. Recién bañado, con olor a perfume no muy caro, vestía unos pantalones desgastados por el uso, zapatillas que también daban cuenta del paso del tiempo y una campera que alguna vez habría sido de color marrón.

 Al abrir la puerta de calle el frío de la mañana lo sacudió, dejó que la puerta se cerrara sola y se encaminó a la calle.

 Poca gente a esa hora temprana lo vio caminar con parsimonia por cuatro cuadras hasta llegar al  "Café de Tito". Entró como todas las mañanas empujando la puerta vaivén y se acomodó en la mesa junto al ventanal mirando a la calle. Mirando es un modo de decir porque en verdad era poco lo que se podía divisar a través del vidrio que no había sido limpiado vaya uno saber desde cuándo. 

 Allí dentro encontró algo de confort, el ambiente estaba tibio al contrario del humeante café que le sirvió automáticamente el empleado que regenteaba el lugar. 

 Una ceremonia diaria que el muchacho  tenía incorporado a su rutina tempranera.

Feliz día Mujer.

 Para los que las queremos hoy es un día más, un día cualquiera, donde nuestro cariño se mezcla con la emoción del abrazo, del beso y el agradecimiento para "nuestras mujeres".

 Un recuerdo muy especial para mi madre, la que me dio la vida y la llenó con su  amor y ternura y desde el cielo aún me guía, a mi esposa-la gran compañera en este camino recorrido,  la madre del hijo que supimos tener en común, a su esposa-mi hija política- que con su amor trajeron a este mundo a mis tres nietos. A mis dos nietitas, que con el nene forman el trío de todas nuestras alegría presentes..

Karl Mannain la contracara de Donald Trump

 Hace algunos años, quince ó más, leí en Selecciones un artículo con un título muy sugestivo: "Generosidad sin fronteras" ( o algo muy parecido) donde relataba el caso que protagonizó el policía  Karl Mannain de Nueva York cuando se encontró con un hombre muerto en un hecho de tránsito que lo atropelló y dejó sin vida en el asfalto.

 Recuerdo su nombre ( si me equivoco, pido disculpa por mi mala memoria) porque me llamó la atención del nombre de pila Karl-lo asocié a  Alemania- y el apellido Man-hombre-y nain-del francés: enano, un hombre alemán enano. Y resultó un americano gigante.

La Verdadera Felicidad

 Buenos Aires, Argentina, 20 de junio de 2021.  Hoy aquí se yuxtaponen dos fechas: La primera es el Día de La Bandera, Nuestra Bandera, esa ...