El fútbol es un juego, solo un juego. Un juego apasionante, firmemente arraigado en el pueblo argentino regado por una dosis gigante de ego que nos hace creer en nuestra superioridad sobre el resto del mundo.
En general tendemos a creer que lo nuestro es lo mejor siempre, lo que nos lleva a pretender que nuestro único destino es el éxito. El éxito es estar primero, llegar primero, ser el primero.
En general tendemos a creer que lo nuestro es lo mejor siempre, lo que nos lleva a pretender que nuestro único destino es el éxito. El éxito es estar primero, llegar primero, ser el primero.
No tenemos otra meta mas que la de triunfar siempre. Ese triunfar con anteojeras, ese que solo admite como triunfo ser primero. Ese que no trata de reconocer los méritos de aquellos que por sus esfuerzos, condiciones y progresos han logrado un segundo o tercer puesto.
El valor de una competencia debería ser primordialmente el de competir, de igual a igual, con buenas artes y en cualquier circunstancia. El resultado de la contienda, sobre todo la deportiva, debería ser una anécdota.
El valor de una competencia debería ser primordialmente el de competir, de igual a igual, con buenas artes y en cualquier circunstancia. El resultado de la contienda, sobre todo la deportiva, debería ser una anécdota.
Lógicamente si se triunfa es gratificante para todos los que lo hacen. Si se pierde no debería ser el fin del mundo o una tragedia nacional.
Es bueno y saludable analizar porque se gana o porque no se gana.
Para nosotros la derrota en la final fue un baldazo de agua helada en pleno invierno. La ilusión del campeonato se destrozó en cuarenta millones de pedazos esparcidos por todo el país.
Es bueno y saludable analizar porque se gana o porque no se gana.
Para nosotros la derrota en la final fue un baldazo de agua helada en pleno invierno. La ilusión del campeonato se destrozó en cuarenta millones de pedazos esparcidos por todo el país.
Otros festejarían el subcampeonato cono lo que debería ser: un triunfo del deporte.
El fútbol es profesional por lo que inciden otros factores en lo estrictamente deportivo a veces para bien a veces para mal. Nuestra pasión exacerbada hasta el fanatismo obnubila nuestra consciencia y los que ayer eran héroes hoy son cobardes pechos fríos.
El fútbol es profesional por lo que inciden otros factores en lo estrictamente deportivo a veces para bien a veces para mal. Nuestra pasión exacerbada hasta el fanatismo obnubila nuestra consciencia y los que ayer eran héroes hoy son cobardes pechos fríos.
No tenemos termino medio, somo todo o nada, blanco o negro, campeón o perdedor.
La gran pregunta es: ¿Cambiaremos algún día?
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