Briana y su primer día al jardín de infantes. Un recuerdo diez años después

  La tormenta arreció toda la noche, truenos,viento y agua sin cesar.
No presagiaba nada bueno para ese día.
Pero se fue calmando poco a poco y cuando llegó la hora de marchar para la escuela la lluvia era solo una llovizna.
Parecía un presagio de buen augurio, como diría mi madre una bendición del cielo.
Era el comienzo de las clases de jardín y mi nieta toda ansiosa se preparaba para la ocasión.
Remerita blanca, pollerita azul, ambas con el emblema del establecimiento educativo, medias blancas y zapatilla negras.

Previa a la salida para el colegio revisó su mochila, una bolsa azul con tirantes blancos y una imagen de Kitty como distintivo. Su contenido: una cajita plástica conteniendo las masitas dulces para consumir en la escuela,un vaso de plástico, una servilleta de tela cuadriculada y un cuaderno para entregar a la "señorita" como comunicador de novedades.
Se la notaba ansiosa, despreocupada y se la veía hermosa con su uniforme escolar.
Yo estaba emocionado, ansioso y muy feliz. Portaba mi cámara fotográfica para inmortalizar ese acontecimiento.

Mi nieta va a la escuela, empieza una nueva etapa que la conectará con otra realidad a la estaba acostumbrada, conocerá chicos y chicas de su edad y guiada por su "señorita" aprenderá los primeros "pininos" del conocimiento científico.
En mí se entremezclan una serie se sensaciones muy difíciles de explicar. Me parece mentira que hayan pasado casi 3 años de aquel día en que vino al mundo esa cosita chiquitita, frágil, y delicada.
Los miedos que pasamos desde un principio, las dudas, los temores sobre su nacimiento, todo quedó atrás.
Hay alegría que se siente desde adentro, que nace en nuestras entrañas y que cual volcán quisiera hacer erupción e inundarlo todo.

No soy extrovertido a ese extremo de gritar y saltar de dicha como ameritaba esta ocasión, solo atiné a estar ahí acompañándola y junta al inquieto hermanito viajar por un mundo llenos de autos bajo la lluvia de esa desapacible mañana.

Una sensación agradable me invadió cuando nos despedimos y la vi caminar y entrar decidida al establecimiento que le abrió las puertas al saber.

Un recuerdo hermoso de aquel día del que hace ya diez años...