Tiempos viejos

Miércoles de tarde, acabo de llegar del supermercado y justo en ese momento se largó a llover.
En el viaje de regreso a casa noté el aire muy caluroso y nubarrones en el cielo preludio de lluvia. Estamos en pleno verano y espero que solo sea pasajera.
Como ejercicio me dispongo a escribir solo por una hora.
-Tema? En eso estamos.
Mientras pienso cual me surgen distintas y contrarias ideas.
Apelaré a mi memoria.
(Del lat. memorĭa). Facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado.( Real Academia Española website).


Si opto por la de largo plazo (me remonto a mi niñez)puede que lo que escriba esté desvirtuado por los cambios sociales hasta el presente.
Pero no importa, tal vez sirva para hacer comparaciones.
Recuerdo que tenía mucha importancia la palabra, sobre todo la palabra empeñada.
Es decir "Te doy mi palabra" obraba como una sentencia inapelable.
Cuando decías a una chica "te quiero", no manejábamos el "Te amo" muy popular hoy en día, lo decías convencido de tal afirmación.
Se excluye el te quiero del Don Juan con fine de caza mayor o menor. Esta falacia se veía venir y a veces era consentida por la destinataria. Por lo general chicas que habían perdido el tren de la felicidad, y solas en el andén y sin esperanzas eran receptoras de propuestas sin final feliz.

Las relaciones eran en principio secretas y conocidas por solo pocas personas íntimas de los protagonistas.
Para concretar algo había que ser "novios" y siempre costaba de un tiempo de cortejar.
Diferentes tiempos de maduración como diferentes personalidades en juego para luego concretar en el noviazgo. Muy diferente a lo que se vive ahora.


En ese estadio recibías toda la atención de la familia y debías soportar la marca personal utilizada para alejar cualquier intento de cometer el más horrendo de los pecados: el sexo antes del matrimonio. 
Este existía pero la hipocresía de la gente lo ocultaba, lo negaba y daba por sentado que no existía.
No obstante la chica que había tenido varios "novios" y no se había casado era mal vista. El varón no tenía sobre sí el peso de ese agravio gratuito y por el contrario salía favorecido ante sus semejantes.

En fin creo que me pase de tiempo, es todo por hoy.

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