VIAJE DE IDA

Hace frío, camino lentamente hasta la ventanilla, saco mis manos de los bolsillos y las siento heladas. Lamento no haber traído los guantes, pero ya no hay remedio. El empleado de la taquilla algo soñoliento se acomoda en su asiento y me observa con indiferencia. 
-Un boleto por favor. Digo sacando mi billetera presto a abonar el importe correspondiente. 
-Ida, solamente ? Me pregunta sin mucho interés. -Sí, solo ida. Digo sin pensar. -No piensa volver? Ahora sí con curiosidad. -Nunca se vuelve. Dije conteniéndome para no decir lo que pensaba. 
Pagué y me dio el boleto. Enfilé al andén y me dispuse a esperar sentado en el primer banco que encontré. La espera no fue larga y cuando el tren se detuvo subí y me apoltroné en un asiento junta a la ventanilla. El frío ahí dentro no había menguado y empecé a sentir muy frescos los pies. El vidrio de la ventanilla estaba empañado y sucio lo que dificultaba ver a través de él. 
En el coche había pocos pasajeros lo que dejaba algunos asientos vacíos y el mío era uno de ellos. No es que a mi me moleste viajar en compañía, pero esa noche me sentía más cómodo viajando solo, sin nadie a mi lado. Dormir ó leer son dos cosas para hacer más llevadero el viaje y como no tenía ningún libro entonces me dispuse a lo primero. 
Levanté el cuello de la campera, crucé mis brazos ocultando mis manos y recosté mi cabeza sobre el respaldo del asiento. El movimiento del tren no ayuda al descanso y menos a conciliar el sueño. Con los ojos cerrados me puse a pensar y enfoqué mi atención en la pregunta del boletero.
¿Volver? Nunca se vuelve al mismo lugar. Antes lo he intentado, como cuando quise volver a mi pueblo. Allí tenía amigos, el barrio, sus calles, su cercanía con el campo, los pájaros y su cielo azul. Quizás por nostalgia retorné después de un largo tiempo ausente al pueblo de mi juventud y no lo encontré. En ese lugar existe una localidad que lleva su mismo nombre pero no es igual. El tiempo y la mano del hombre lo han cambiado. 
Todo a variado: sus calles, veredas y sus árboles. El baldío, donde jugábamos por las siestas, y las moras ya no están. Hay lomos de burro en la calle principal y también un semáforo para regular el tránsito. Mi antigua casa no es la misma, ha sido remodelada y es otra que casi no reconocí. 
Busqué a mis amigos e intenté reunirlos y solo logré una comida para cuatro. La comida estuvo buena pero nosotros éramos cuatro extraños que intentamos intercambiar nuestras experiencias sin resultado. Creo que todos por algún motivo u otro tenían prisa para irse cada cual por su lado. Al final nos saludamos y prometimos volver a encontrarnos algún día cualquiera. Todos sabíamos que ese día no llegará jamás. 
Hay gente que se preocupa por el presente y no piensa en el futuro. Otros desaprovechan el presente sembrando para el futuro y debe haber aquellos que disfrutan el presente sin dejar de tener en cuenta el futuro. Creo que el denominador común es el pasado. Para bien o para mal todos han vivido uno y sea cual fuere la huella que él les a dejado todos saben de su existencia. ¿Pero donde está? El pasado está en nuestra memoria, en nuestros recuerdos. 
Recuerdos algunos muy lindos y otros terriblemente dolorosos. El pasado es sólo eso: Un recuerdo. Y en algunos casos, ni siquiera eso. Hay cosas de mi pasado que he borrado de mi mente, por lo menos de mi memoria consiente. Todo lo vivido es pasado y por lo tanto no se puede volver a él. La vida es un viaje de ida. No hay retorno. El presente es hoy y deberíamos vivirlo y disfrutarlo día a día. Además deberíamos hacer una reserva para más adelante. ¿Porqué no digo futuro sino más adelante? Porque el futuro no existe. La vida es como una escalera mecánica en la que todos subimos, el pasado está a nuestras espaldas, el presente a nuestros pies y el futuro en la cima. La cima es el destino final de la escalera y es el final de la vida. 
El tren detiene su marcha, la gente se apresta a descender, me desperezo y me pongo de pie. Bajo, y la estación me recibe con una luz mortecina y el vapor de la noche me da escalofríos. He llegado y me dirijo a reunirme con los míos, a seguir disfrutando del presente, sin pensar en el futuro, el cual espero esté muy lejos, muy lejos...

3 comentarios:

  1. Bueeeenas... muy buen blog! Felicitaciones!!!

    Te invito a que visites nuestro blog y que luego consideres darnos tu voto en la sección SOLIDARIOS.
    Damos de comer a los jóvenes que viven en la calle y el premio redundaría en beneficio de ellos.
    Gracias por tu valioso tiempo!!!
    Que tengas buena semana!

    Paula y Manuel
    www.elmacarronsolidario.blogspot.com

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  2. Paula y Manuel:

    Gracias.

    Los visitaré con mucho gusto.

    Un abrazo.

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  3. Paula y Manuel:

    Gracias.

    Los visitaré con mucho gusto.

    Un abrazo.

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