Para vivir plenamente y todo el tiempo que la providencia te ha fijado necesitas ser un buen egoísta.
Todo egoísta piensa en sí mismo y no en los demás.
Desde chico debes ser egoísta, y cuando en ronda de amigos te inciten a probar un cigarrillo no aceptes.
En ese caso piensa que tu salud tiene prioridad y no te importe que tus amigos se disgusten.
Cuando esos mismos compañeros te inviten a hacerte la rata y faltar a clases sé un egoísta y diles que no, siempre pensando en tu futuro y solo en ti.
Cuando en cualquier circunstancia y por cualquier motivo quiera hacer que te excedas en la bebida y para ello apelen a cualquier triquiñuela tentadora- como pueden ser las chicas- se egoísta y niégate.
Tendrás que ser fuerte, eso sí, deberás aguantar las cargadas de todos, las insistencias, los abucheos y hasta la indiferencia.
Tal vez algunos te hagan a un lado, no te desesperes, ellos no lo merecen.
Los que queden serán los verdaderos amigos.
Aquellos que te valoran realmente por lo que eres y no por seguirles la corriente.
Debes tener una actitud serena pero firme.
Acostúmbrate a decir no a todas las cosas que sean ilegales y no te comprometas en acciones delictivas.
Si te mantienes firme en tus convicciones, aún a pesar de ellos mismos, te respetarán.
Además sabrán que eres derecho y podrán confiar en ti .
El respeto, en la actualidad, no es un mandato generacional y debes saber ganártelo.
Guarda tu egoísmo cuando estudies, practiques deportes o cuando te enamores, ahí da lo mejor de ti.
Si has sabido ser un buen egoísta llegarás a viejo, gozando de tus años sin sufrirlos.
Y así podrás ver crecer a tus nietos y compartir tu felicidad con ellos.
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